Por: Charlene N. Rivera-Bonet
El Waisman Center recibió recientemente a uno de cuatro nuevos investigadores en ciencias y desórdenes de comunicación. Carlos Benítez-Barrera, PhD, quien lidera el laboratorio de Experiencias Auditivas Pediátricas y el Cerebro, está interesado en el impacto de experiencias auditivas tempranas, desarrollo del lenguaje, y percepción del habla en niños. También trae nuevas técnicas para ayudar a impulsar este campo de investigación.
“Este es uno de los mejores programas en ciencias y desórdenes de comunicación y audiología en los Estados Unidos”, dice Benítez-Barrera. “Cuando recibí la oferta del departamento fue claro para mí que iba a aceptar”.
Benítez-Barrera, original de España, obtuvo un bachillerato en psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, España, y una maestría en intervención temprana para niños con pérdida de audición en la Universidad de Fontbonne en Saint Louis, Misuri. Completó su doctorado en el departamento de ciencias de audición y habla en la Universidad de Vanderbilt, donde utilizó técnicas de electroencefalografía (EEG) para observar respuestas neuronales al habla y cómo el cerebro procesa sonidos.
Luego de su doctorado, Benítez-Barrera pasó un tiempo completando un postdoctorado en el Callier Center for Communication Disorders de la Universidad de Texas en Dallas, donde desarrolló su propia línea de investigación. En Texas, comenzó a investigar cómo el crecer en ambientes ruidosos – como vivir cerca de las vías del tren o el aeropuerto, o en un hogar multigeneracional – afecta el desarrollo y las destrezas del lenguaje. Como hispanohablante, Benítez-Barrera está interesado en cómo esto afecta particularmente a la población hispana. Esta es una de las múltiples líneas de investigación que desarrollará en el Waisman Center. Su deseo es expandir el estudio piloto inicial en colaboración con la la Universidad de Texas en Dallas. Un segundo interés de investigación es cómo el entrenamiento musical impacta la percepción de sonidos. En particular, Benítez-Barrera está interesado en cómo tocar un instrumento musical e involucrarse con el sonido afecta habilidades de percepción del habla en los niños. Por último, Benítez-Barrera planea utilizar la EEG para observar cómo el cerebro procesa el habla en ambientes ruidosos.
“Lo bueno del Waisman Center es que no es solo pérdida de audición. Hay muchas otras discapacidades que se estudian aquí como el síndrome de Down y el autismo. Y esto te permite colaborar con diferentes personas”, dice Benítez-Barrera, quien ya está involucrado en un proyecto estudiando percepción del habla en niños con síndrome de Down. Esto en colaboración con Ruth Litovsky, PhD, profesora de ciencias y desórdenes de comunicación, y cirugía, división de otorrinolaringología. Benítez-Barrera contribuirá su conocimiento en EEG al proyecto con Litovsky. “Pienso que esto expandirá mi área de investigación un poco, lo cual es genial”, dice Benítez-Barrera.
Uno de los focos principales de la investigación y mentoría de Benítez-Barrera será la comunidad hispana. “En nuestro campo científico, no hay suficiente representación hispana por muchas razones. Y en particular estudiantes de primera generación. Así que una de mis metas es reclutar algunos asistentes de investigación, estudiantes subgraduados, graduados y postdoctorales hispanohablantes”, dice Benítez-Barrera.
En adición a su notable emoción por la investigación, Benítez-Barrera está entusiasmado por enseñar cursos subgraduados. “Estos son estudiantes que tal vez no saben mucho acerca del campo [de la audiología]. Mi clase puede ser el primer contacto con ciencias de audición. Así que estoy entusiasmado por despertar un interés en el campo”, dice Benítez-Barrera.
Fuera del laboratorio, Benítez-Barrera disfruta leer acerca de ciencia, filosofía y economía, jugar y ver partidos de fútbol, correr, y pasar tiempo con sus tres hijos.