
Por Charlene N. Rivera-Bonet
Este artículo es un resumen de un ensayo escrito por Seth Pollak, PhD, y Megan Gunnar, PhD, para la revista Daedelus.
Puede ser difícil – y abrumador – tomar ciertas decisiones en cómo criar a un niño. ¿Cómo puedes saber si las decisiones que estás tomando van a hacer alguna diferencia o importar a largo plazo? ¿Cuáles son dignas de analizar? Añada a eso el hecho de que vivimos en un mundo en el cual podemos ajustar el Instagram para ofrecernos cualquier tipo de consejos relacionados a qué los niños deben comer, cómo deben dormir, y qué juguetes necesitan en cada etapa del desarrollo. Además de los cientos de libros disponibles para cada etapa del desarrollo de un niño. Hay información en sobreabundancia.

Afortunadamente, la investigación científica puede ofrecer información en cuanto a aspectos claves de la crianza que pueden llevar a resultados positivos en los niños, y ayudar a cuidadores a tomar decisiones informadas en la crianza de sus niños. Un investigador científico del Waisman Center, Seth Pollak, PhD, Profesor Distinguido Vaughan Bascom de Psicología y Pediatría, recientemente publicó un artículo resumiendo lo que la ciencia del desarrollo tiene que decir acerca de la crianza, y qué aspectos son importantes. Escribió el artículo junto a Megan Gunnar, PhD, de la Universidad de Minnesota.
La data puede ser dividida en tres categorías principales: el tiempo en el que los niños son expuestos a ciertas experiencias, la importancia de la previsibilidad y consistencia, y el apoyar a los niños y asegurarse de que se sientan seguros.
Los niños tienen un gran poder de aprendizaje, señalan Pollak y Gunnar, y las experiencias que tienen durante el crecimiento es un aspecto central en cómo sus cerebros crecen y se desarrollan.
El momento de exposición
Una pregunta común – y verdaderamente importante – que los cuidadores se hacen es cuál es el momento adecuado de introducir a los niños a una experiencia específica – comida, actividades, lenguajes, habilidades motoras, gérmenes, y más. Los cuidadores necesitan considerar si el niño está listo para absorber y adquirir las destrezas pertinentes, y si la experiencia es apropiada para su edad. A veces, señalan los autores, esta es una decisión muy obvia, como no darle comida sólida a un recién nacido. Pero otras veces no es tan sencillo para los padres. La ciencia puede proveer dirección.
Por ejemplo, los adultos muchas veces tratan de mantener a los recién nacidos limpios porque su sistema inmunológico no ha sido desarrollado. Sin embargo, tal vez no sepan que el sistema inmune es un sistema que necesita aprender, lo cual hace a través de exposición a elementos naturales como la tierra, plantas, y animales. Así que, mientras piensan que la limpieza siempre es la mejor opción, un poco de sucio puede ayudar al bebé a desarrollar un sistema inmunológico más fuerte.
Otro ejemplo es el bilingüismo. Es confuso porque para los adultos, aprender un segundo idioma puede ser difícil. Pero los niños, especialmente los niños más pequeños, son increíblemente buenos aprendiendo lenguajes. Sus cerebros son más receptivos a lenguajes. La ciencia está clara en esto, lo más temprano que empiecen y la mayor cantidad de exposición al lenguaje para los niños, mejor. Esto no les causa confusión, incluso cuando el mismo cuidador intercambie los dos idiomas.
El desarrollo saludable de los bebés depende de su interacción con el ambiente, las experiencias que tienen, y muy importante, cuándo las tienen. Hay algunas experiencias que Pollak y Gunnar describen como “expectante de la experiencia” que ocurren de manera natural, y los padres de niños con desarrollo típico no tienen que preocuparse por ellas. El cerebro las espera y está listo, y ocurren naturalmente en la mayoría de los ambientes. Estas son cosas como la exposición a patrones de luz y sonidos.
Otras experiencias necesitan que los padres estén más involucrados y tomen decisiones de cuándo van a ocurrir. Por ejemplo, ¿cuál es el mejor momento para introducir lenguaje de señas a niños que son S/sordos o tienen dificultad para oír? Hoy en día se sabe que los niños se benefician de ser expuestos al lenguaje de señas lo más temprano posible, tan temprano como al par de meses. El acceso a lenguaje de señas no dificulta el aprendizaje de otros idiomas, al contrario, aumenta las habilidades cognitivas y de lenguaje en niños S/sordos.
Los procesos “dependientes de experiencia”, por otro lado, son aquellos que el cerebro humano es capaz de aprender, pero cuándo y cómo suceden depende de cuándo y cómo los niños son expuestos. La socialización es un buen ejemplo de esto.
Los niños que tienen una gran variedad de experiencias sociales tienden a estar más cómodos con personas nuevas, incluso cuando pueden reconocer quien es familiar y quien no. Lo más temprano que los niños sean introducidos a una variedad de personas en su sociedad, lo mejor que serán en el funcionamiento más allá de sus hogares y comunidades familiares.
Los beneficios de la consistencia y previsibilidad
Cuando un niño come la cena, se da un baño, se pone sus pijamas, y lee un libro la mayoría de las noches antes de dormir, la hora de dormir se vuelve predecible. Incluso infantes pequeños aprenden patrones y los utilizan para formar expectativas acerca de sus vidas. También utilizan sus predicciones incorrectas pata afinar su aprendizaje. Por esta razón, los niños florecen en la estabilidad, mientras el caos puede ser dañino para su desarrollo.
Igual que la exposición a experiencias, algunos aspectos de crear ambientes predecibles son fáciles de establecer. El lenguaje es predecible. Los niños aprenden la probabilidad de que un sonido en un lenguaje va a ir seguido de otro sonido. No requiere mayor esfuerzo que hablarle constantemente a un bebé y su cerebro hará el trabajo de predicción.
Los cuidadores sí necesitan ser intencionales en crear rutinas que sean lo más consistentes y confiables posible. Pollak y Gunnar ofrecen como ejemplos horas de comer regulares, horas de dormir consistentes, y reglas y practicas disciplinarias consistentes.
o más importante para los niños, señalan los autores, es tener un cuidador en el que puedan confiar. ¿Son puntuales? ¿Proveen seguridad en momentos de temor?
Cuando sus ambientes son predecibles, los niños pueden regular sus pensamientos, acciones, y emociones de mejor manera, lo cual impacta su éxito académico, y bienestar físico y ocupacional en el futuro.
Lo contrario, falta de previsibilidad, puede hacer que sea difícil para los niños aprender patrones en sus vidas y en el comportamiento de otros, lo cual es la base para destrezas como la comunicación y la interacción humana. También puede llevar a los niños a ver sus vidas como inciertas, resultando en ansiedad.
Los niños sí necesitan aprender que pueden manejar cambios en rutina, pero planear con anticipación puede hacer que estos cambios sean más manejables para ellos. Por ejemplo, cuando un niño en cuidado sustituto necesita hacer una transición hacia otro hogar, una preparación cuidadosa para el cambio resulta en menos perturbación al comportamiento y estrés fisiológico para ellos.
Otra manera de construir un ambiente predecible saludable es permitirles a los niños tener una cantidad apropiada de agencia y control. Los autores usan como ejemplo un mono de juguete que toca un címbalo ruidoso. Puede darle miedo al niño cuando un cuidador lo activa, pero ser divertido si el niño tiene control de cuando el juguete suena. Los niños, señalan los autores, pueden beneficiarse de que los cuidadores apoyen su habilidad para tomar decisiones y de tener límites en lo que pueden controlar que sean apropiados para su edad y capacidades.
Permitirles tener una cantidad apropiada de opciones, como escoger entre puré de manzana o una barra de fruta para la merienda, les ayuda a regular destrezas de toma de decisiones. No sería razonable acceder a todas sus peticiones, pero no obtener lo que quieren también les ayuda a desarrollar la habilidad de manejar el coraje y la frustración de manera apropiada. Ser demasiado permisivo, o demasiado protector puede llevar a los niños a tener dificultades con los retos emocionales del diario vivir.
Seguridad y apoyo social
Los humanos son de naturaleza social. Nuestros cerebros dependen de y son moldeados por la socialización. Sentirse apoyados y seguros con sus cuidadores es importante para un desarrollo saludable, ya que cómo los niños perciben su seguridad afecta el desarrollo del sistema de respuesta a estrés.
Antes de los niños aprender a manejar amenazas o retos por su cuenta, la manera en la que las manejan depende grandemente de la disponibilidad de un cuidador que los haga sentir seguros. Cuando los cuidadores son confiables, los niños esperan que ellos respondan a sus necesidades y los protejan. Cuando los niños enfrentan retos en la presencia de un cuidador confiable, utilizan esto como experiencias de crecimiento y aprendizaje acerca del mundo y sus propias habilidades para enfrentar retos.
Esto coloca a los adultos en la vida de un niño en una posición poderosa para moldear la manera en la que los niños ven situaciones, personas, o eventos nuevos. Por ejemplo, cuando un niño se tropieza y cae, usualmente mira a su cuidador antes de comenzar a llorar. La manera en la que el cuidador reacciona, con calma, o con pánico, va a influenciar cómo el niño reacciona a la caída.
Este poder no es único para infantes y niños pequeños, sino que continúa teniendo un efecto a través de toda la niñez. Estudios demuestran que los niños que tienen un cuidador consistente y confiable son más capaces de manejar el estrés, lo cual es crucial para la resiliencia.
Prestar atención a las edades en las cuales se le ofrecen experiencias a los niños, esfuerzos para crear ambientes consistentes para los niños, y promover ambientes en los cuales los niños se sientan seguros son métodos basados en evidencia científica a través de los cuales la crianza puede promover el bienestar de los niños. Hallazgos científicos como estos pueden empoderar a los cuidadores a tomar decisiones informadas acerca de la crianza de sus niños. También puede informar a la política pública para desarrollar sistemas que apoyen a los cuidadores en promover el desarrollo saludable de sus hijos.
Lea el artículo completo (en inglés) aquí: https://direct.mit.edu/daed/article/154/1/36/127936/What-Developmental-Science-Has-to-Say-About